Poder Popular

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jueves, 15 de septiembre de 2011

CRISIS DE LA ECONOMIA MUNDIAL.

Más grave que en 2008

Otra vez los tres centros de la economía mundial ingresan a paso de paquidermo en la ciénaga de la recesión. Como en 2008, todo lo que pueden proponerse quienes manejan las palancas del poder planetario es impedir que esa marcha inexorable dé un paso más y se transforme en depresión. El alerta máximo deriva de un hecho a la vista: el remedio utilizado dos años atrás se revela inocuo tras haber agravado la enfermedad. La alegada recuperación de 2009/2010 no fue tal: ahora se reconoce que la economía estadounidense es más chica que en 2007. Y reemprende la caída. Otro fraude comunicacional de alcance mundial que se derrumba.

He allí la causa de la fiebre bursátil: ya no se puede ocultar el horizonte recesivo ni dar garantías ante el riesgo de depresión. Basta ver la secuencia que desemboca en el desbarajuste actual: el keynesianismo fue el antídoto fuerte contra los estragos del liberalismo y el riesgo de revolución mundial tras la primera, y sobre todo la segunda, guerras mundiales. La celebrada fórmula del lord inglés empeñado en salvar al imperialismo soportó cinco décadas. A los obvios argumentos de sus críticos anunciando las consecuencias Keynes respondía con flema inglesa: “en el largo plazo estaremos todos muertos”. El largo plazo llegó. Keynes, efectivamente, ya había fallecido. No pudo defenderse de las descalificaciones esgrimidas por nuevas escuelas, que afrontaron la situación de extremo riesgo con una contrafórmula denominada “neoliberalismo”. Este remedio salvador tuvo un efecto igualmente destructivo de las bases del sistema, pero duró mucho menos: en algo menos de dos décadas produjo una hecatombe social y económica.

In extremis, renombrados economistas laureados con sendos Nobel, dieron paso al “neokeynesianismo”. Para su desazón, esta vez, en apenas dos años, la fórmula produjo resultados demoledores y fuera de control, ante los cuales la teoría económica capitalista está perpleja.

Como boxeador en estado de knockout técnico, premios Nobel de economía y figuras mayores de la política mundial discuten en tono escasamente académico. Unos proponen apelar a una suerte de “neo-neoliberalismo”, a fin de contrarrestar la devastación macroeconómica provocada por la emisión de cantidades siderales de dinero sin respaldo para reactivar los mercados. Otros sugieren ensayar un “neo-neokeynesianismo” y ofrendar más montañas de papel pintado al Moloch del capital. Mientras tanto, a falta de respuesta teórica, se apela a una práctica híbrida: brutales ajustes de las economías centrales en detrimento de los ingresos de las masas (es decir, reducción drástica de la demanda agregada, inducción a la recesión, según indica la teoría económica liberal), combinados con salvatajes minuto a minuto de gobiernos y grandes Bancos (o sea, ingreso a saco del Estado en el mercado para salvar el sistema, en socorrida apelación al keynesianismo).

No será merecedor de un Nobel quien prediga que esta combinación, si acaso logra postergar una vez más la dinámica hacia la depresión mundial provocará, a término, un terremoto social planetario y mayores y más descontrolados desequilibrios de la macroeconomía capitalista. Pero acertará.
Suramérica en posición de autodefensa

Unasur reaccionó rápido cuando algunos de los gobiernos que la integran comprendieron la amenaza planteada por la súbita reaparición de la crisis en los centros del capitalismo mundial. Es por demás elocuente que el promotor de las reuniones realizadas en el último mes fuera el mandatario colombiano Juan Manuel Santos, en ocasión de un encuentro protocolar de presidentes en Lima, durante la asunción de Ollanta Humala.

Bien mirado, ese detalle está cargado de significaciones. En primer lugar, ratifica un hecho simple pero, curiosamente, tan olvidado en la información como desconocido en el análisis: la crisis del capitalismo, por lo mismo que entraña una agudización de la competencia por los mercados, conlleva la exacerbación de las luchas interburguesas.

Éstas se presentan en tres planos combinados: pugna entre los centros imperiales, enfrentamiento entre las metrópolis y las economías subordinadas, choques de estas últimas entre sí. No es preciso decir que ese conjunto revuelto está siempre en combate con los trabajadores: únicos productores de la riqueza que se disputan en las alturas de la sociedad. Mueve a confusión el hecho de que a menudo las fracciones más débiles del capital busquen treguas o alianzas con aquellos, a fin de alcanzar la fuerza que no tienen frente a los nodos principales del sistema mundial.

Así se explica la premura de Santos. Como asociado íntimo de Estados Unidos, Colombia es extremadamente vulnerable a la onda expansiva de la crisis en aquel país. La necesidad se convierte en virtud y pone a Bogotá a la vanguardia del hemisferio tras el propósito de, por fin, poner en marcha medidas de integración y autodefensa suramericana propuestas por el presidente Hugo Chávez desde hace años y constantemente eludidas y postergadas, cumbre tras cumbre, en monótonas y por lo general improductivas reuniones presidenciales, que sólo disimulan la hasta ahora indoblegable reticencia a la convergencia y unión por parte de un número de gobiernos en la región.

Así se explica, también, la rápida respuesta positiva de los gobiernos del área en esta oportunidad: aun con desigualdades notables, en los mandatarios suramericanos se abre paso una idea que pese a su obviedad ha demorado en hacerse conciencia: los estridentes signos de crisis en Europa, Estados Unidos y Japón, se descargarán como un maremoto sobre el conjunto de la economía mundial.

Con esto detrás, se reunieron en Buenos Aires el 12 de agosto los ministros de Economía y presidentes de Bancos Centrales de los 12 países de Unasur. (Ver Unasur frente a la crisis).
“Crisis y oportunidad”

No existe un contrapeso mayor a la inteligencia que la mezquindad. Pero ésta es componente inseparable, obligado, de un empresario o político capitalista, dado que apropiarse de lo que corresponde a otros y disputar por los medios que sean los excedentes de cualquier proceso económico está en la naturaleza misma del sistema. Ya la sabiduría popular advierte que “la avaricia rompe el saco”. Falta agregar que ciega como arena en los ojos, distorsiona los reflejos como el alcohol en la sangre, paraliza o lanza a la acción desesperada como el pánico.

Tal vez por eso pudo penetrar en ciertas esferas una noción carente de fundamento científico o, tanto menos, valoración humana de la crisis. Descontrolados por el terror de noticias tales como la amenaza de quiebra de Estados Unidos, ebrios por la suba en flecha del oro y las tierras, encandilados por los cotidianos anuncios de quiebras de grandes Bancos y, peor aún, de países –Grecia, España, Irlanda, Portugal, Italia, Gran Bretaña, riesgo de desaparición del euro y la Unión Europea, algunos publicistas del capital han llegado a la original conclusión de que la crisis entraña oportunidades y que los países productores de materias primas pueden salir altamente beneficiados del colapso mundial. Esa interpretación va acompañada de otro descubrimiento reciente: el eje del poder mundial se desplaza de los actuales centros imperialistas a los “países emergentes”.
Fetichismo de las palabras

Los mismos analistas y periodistas que miraban con desprecio a quienes desde hace años explicaron la inexorable decadencia de Estados Unidos, anuncian ahora con la misma falta de rigor que el eje del poder mundial se desplaza a los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Y para contrarrestar el impacto sobre la opinión mundial del derrumbe del capitalismo central, sostienen alegremente que el sistema sólo está cambiando de punto de apoyo en el planeta. Así las cosas, habría que celebrar la reprimarización de grandes economías de la región y garantizar la venta de grandes volúmenes a los nuevos ricos.

Esta interpretación no podría ser más irresponsable. El imperio más poderoso de la historia está en su agonía, sin duda. Pero el imperialismo es “la fase superior del capitalismo”. Es el modo de producción el que lleva al desastre y no el malfuncionamiento en su expresión más desarrollada y principal. Después de años de cháchara sobre la “globalización”, ahora se desconoce lo obvio: el mecanismo del capital es mundial, internacionalizado como nunca antes en todos los aspectos. La caída de Estados Unidos y la volatilización de su moneda, la desagregación de la Unión Europea y el fin del euro, romperán el equilibrio planetario y obligarán a medidas extremas en todos los órdenes. Sólo un dato: China tiene las reservas más voluminosas del mundo: 3,2 billones (millones de millones) de dólares. El 60% de esa masa está en dólares, de los cuales, 1,1 billones en bonos del Tesoro estadounidense.

Sin observar ni por un momento los problemas de la economía china en sí misma, es fácil deducir el impacto sobre el país más poblado del mundo de la caída del dólar verificada día a día o, por el contrario, medir los efectos de una eventual decisión de Beijing de poner a resguardo esa parte mayoritaria de sus reservas.

El sistema financiero y el aparato industrial mundiales, integrados e interdependientes a escala global como nunca antes, no pueden sostenerse sobre las actuales bases al margen de lo que ocurra con el dólar, el euro y el yen.

Pero hay algo más, y más importante: “emergente” es un término inventado a comienzos de los 1990 por el promotor de un fondo de inversión a ser colocado en el Tercer Mundo, que con fino olfato entendió que, tras la caída de la Urss, no era inteligente usar esa terminología para atraer inversores. Así, el Tercer Mundo (o, para decirlo apropiadamente, países semicoloniales, subdesarrollados, de economía dependiente), pasó a ser el mundo “emergente”. Para poner sólo un ejemplo: Argentina era así denominada cuando su economía, su industria y su población se sumergían en un océano de saqueo y destrucción de riqueza, de pobreza y marginalidad, de destrucción y distorsión de su aparato productivo. El fetichismo de la palabra “emergente” encubrió la naturaleza del fenómeno y hoy llega al punto de presentarlo como vía de salvación para el capitalismo.

A no dudarlo: China, India y Brasil –tres economías del Tercer Mundo, dígase sin rodeos– serán violentamente afectadas por la crisis en curso. No hace falta decir qué ocurrirá con las restantes economías de menor envergadura.
La guerra y la paz

Pero ése es sólo un aspecto. Imposible separar el recrudecimiento de la crisis global capitalista, la ofensiva bélica de la Otan contra Libia (y proyección a Siria e Irán) y la agresividad creciente de la diplomacia y los servicios secretos estadounidenses en América Latina. Nunca como en estos tiempos habrá quedado más en evidencia la correspondencia directa entre capitalismo y violencia, entre crisis sistémica, necesidad de potenciar la industria bélica y apelación a la destrucción como mecanismo de saneamiento económico. Estados Unidos no sólo tiene, todavía, el PIB más grande del mundo: es, a mucha distancia, el mayor aparato de dominación y destrucción jamás conocido en la historia. Incluso el peso económico de su dispositivo militar tiene enorme peso político. Véase si no la conducta servil de la Unión Europea en la agresión a Libia. O, en otro escenario: ¿cómo desconocer que en Colombia, donde el Gobierno trata ahora de protegerse de su sujeción económica a Estados Unidos, hay siete bases militares de su socio del Norte?

El desplazamiento del unicato estadounidense hacia una multipolaridad es una evidencia que no requiere argumentos. Pero la idea de que la crisis estructural del capitalismo y los devastadores efectos sociales en todo el mundo (sea que se hable de Inglaterra, España o Etiopía), se resuelven con una graciosa mudanza del poder de Washington a Beijing, carece de fundamento. Del mismo modo, el desmoronamiento financiero no se soluciona con reformas a las instituciones de Bretton Woods.

Innecesario aquí insistir con índices económicos o bursátiles, cifras de desempleo, millones de hambrientos… El intento de ocupación de Libia, las imágenes dantescas de incendios en Londres y Santiago de Chile en medio de grandes sublevaciones de masas, la preparación fáctica y propagandística de un ataque exterior contra Siria, las provocaciones contra el gobierno de Venezuela también apuntadas a una agresión externa, todo en el marco de una nueva recesión y el riesgo cada vez más cercano de depresión, no dejan lugar a dudas. La antigua disputa entre reforma o revolución tiene hoy una única alternativa

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Ideas y propiedad

El capitalismo todo lo desintegra, lo fragmenta, de esta manera impide que lo derrote su gran enemigo: el Socialismo integrador. Se podría resumir la lucha actual como la batalla por la integración social contra la desintegración.


Los clásicos postulaban como tesis central: "Los hombres, al establecer las relaciones sociales con arreglo al desarrollo de su producción material, crean también los principios, las ideas y las categorías conforme a sus relaciones sociales."

Se establece así un vínculo entre las formas económicas y la producción de las ideas, de la conciencia. De allí que las formas de propiedad de los medios de producción que adopte la Revolución, tendrán relación con la conciencia y con las ideas que en ellas se soporten.

A su vez, las formas de propiedad que adopte la Revolución son determinadas por la ideología. Se desprende que es necesario establecer las influencias ideológicas en el proceso bolivariano, de las formas económicas y la conciencia que de ellas emanen.

Somos un país capitalista rentista con una inmensa franja excluida, un proletariado pequeño, una clase media importante, una burguesía parasitaría de la renta, heredera de la oligarquía antibolivariana enriquecida con el sudor y la sangre de la esclavitud. Tenemos una fuerte influencia cultural de la metrópolis gringa.

Pero además, somos una sociedad con historia de rebeldía: se puede establecer un hilo de continuidad entre las batallas de liberación contra el imperio español, la lucha contra las oligarquías y la Revolución actual.

Esta sociedad no ha estado aislada del movimiento revolucionario mundial. El sentimiento revolucionario internacionalista siempre nos acompaña. Carlos Aponte participó junto a Guiteras en las batallas contra la tiranía en Cuba y en la Nicaragua de Sandino, Gustavo Machado fue oficial del ejército Sandinista que se enfrentó al imperio en Centroamérica, fue también junto a su hermano Eduardo fundador del Partido Comunista de Cuba.

Siempre se recordará el secuestro del Coronel del ejército gringo Smolen, para pedir la libertad de Nguyễn Văn Trỗi, finalmente fusilado por la invasión gringa en Vietnam.

La ebullición intelectual del mundo revolucionario siempre ha llegado hasta nosotros: libros, películas, charlas y militantes de las revoluciones mundiales han tocado estas tierras.

Este es el caldo de cultivo en el que crece la Revolución Bolivariana, es fácil deducir la feroz lucha ideológica que sucede en torno a las formas económicas. Variadas ideologías encuentran asidero y soporte en nuestra heterogénea realidad. Veamos.

Muchos hablan a favor de la propiedad capitalista, pero de forma avergonzada o engañadora. La mayoría de las propuestas son formas de propiedad "colectivas" que, al no ser sociales, siempre terminarán enfrentadas al Estado y al Gobierno Revolucionario.

Al lado de esto existen formas de propiedad social, y emerge una nueva forma de propiedad que va más allá de lo social, la Propiedad Patria integradora, ésta abarca en su concepto al sentimiento profundo de las luchas que vienen desde nuestros Libertadores. Así la Propiedad Patria pertenece a todos nosotros, pero también a la historia y al futuro de las generaciones.

¡Con Chávez Resteaos!

Las Reservas Internacionales y la postura de la MUD.

La denuncia de los voceros de la oposición venezolana sobre el manejo de las Reservas Internacionales por parte del Banco Central de Venezuela y el Ejecutivo Nacional, son temerarias e irresponsables, con una falta de rigor profesional, científico y ético en el tratamiento de uno de los temas más sensibles al sistema económico de la nación.

Al divulgar información reservada y clasificada como secreta o confidencial de manera estándar por los Bancos Centrales del mundo, la oposición antinacional buscaba producir un perjuicio por adelantado al país, al intentar debilitar decisiones de política monetaria y financiera del BCV. La ley del instituto emisor venezolano en sus artículos 39 y 40 legisla sobre tal particularidad, y en el 42, fija el procedimiento para que la Asamblea Nacional o sus Comisiones accedan a los documentos clasificados por el directorio del BCV.

La banca central del mundo tiene como practica universal un manejo prudente en lo que a información publica se refiere de la colocación de las reservas internacionales y de las condiciones financieras de esas operaciones. El vocero de la MUD ha podido ejercer su derecho democrático para criticar las decisiones del banco central, lo cuestionable es que por egolatría protagónica de a los medios de comunicación nacional e internacional un documento con información de estado. Horas después la agencia internacional calificadora de riego Standard & Poor¨s rebajó la nota crediticia a nuestro país, alegando una supuesta “inseguridad política”; Tal hecho es demasiada coincidencia y parece formar parte de la reiniciada campaña de desprestigio contra el gobierno bolivariano por parte de la derecha internacional con sus parlantes nacionales, a estos últimos sin importarles nada si la economía pudiera ser afectada.

La Mesa de la Unidad Democrática miente a la nación al señalar una supuesta operación para “mudar en secreto” las reservas internacionales. El BCV esta autorizado por ley, junto con el Jefe del Estado, para administrar con los criterios de seguridad, confiabilidad y transparencia las Reservas Internacionales. Lo de fondo es que el BCV y nuestro gobierno bolivariano actúan correctamente al evaluar los actuales escenarios de grave crisis financieras y presupuestaria en el mundo capitalista industrializado, particularmente Estados Unidos de Norteamérica y Europa, para de esta manera, proteger nuestro principal activo externo de esta crisis, que por cierto, ha quebrado desde 2008 al presente, a 254 Bancos e Instituciones financieras sólo en los Estados Unidos de Norteamérica.

Evaluar la colocación de reservas en economías emergentes, con crecimiento económico sustentable y menos vulnerables a la actual crisis capitalista tiene sentido estratégico, más aun si estas adelantan procesos concretos de cooperación e integración económica y financiera con nuestro país, éste es el caso de China, Brasil y Rusia. La MUD esta tan subordinada y entregada a los intereses de los Estados Unidos de Norteamérica que obvia los cambios planetarios que han llevado por ejemplo a la China a ser la segunda potencia económica y ser uno de los primeros acreedores de EEUU con mas de un trillón de dólares en títulos del Tesoro americano, así como poseer mas de tres trillones de sus reservas en la moneda dólar; o que todos los países de UNASUR discuten ahora mismo mecanismos, en el marco de una nueva arquitectura financiera regional, para coordinar el manejo de las Reservas Internacionales, protegerlas y garantizar con ellas la soberanía financiera de Suramérica.

Con crasa ignorancia sobre la materia la oposición política venezolana envía un mensaje desestabilizador de la economía cuando tienen el tupe de afirmar “que el dólar, el euro y la libra esterlina dejaran de ser el respaldo del bolívar” por los movimientos de reserva que estudia aplicar el BCV. Nada más falso y burdo dado que en cualquier escenario futuro, las Reservas Internacionales siempre estarán constituidas con monedas reservas de valor que le sirvan a nuestra economía al acceder al mercado mundial para adquirir alimentos, medicamentos o cumplir con compromisos financieros como la deuda externa.

Es totalmente reprochable que los voceros de la MUD con estas afirmaciones buscaran una reacción adversa de los mercados financieros con relación a nuestros títulos y bonos externos. Las reservas estén donde estén seguirán siendo reservas internacionales. Lo que se puede discutir es la seguridad de esas colocaciones por lo que es recomendable utilizar a la banca central de los países señalados, ello guardaría correspondencia con criterios que no privilegian la rentabilidad, concepto que comparto.

En igual sentido, nada más absurdo que esta oposición díscola y antipatria escandalizaran con relación a la decisión que el BCV tenga bajo custodia en sus bóvedas el oro monetario que le pertenece. Todos los venezolanos y venezolanas de buena fe, patriotas, nacionalistas, bolivarianos, respaldamos la repatriación de las toneladas de oro pertenecientes a la República que están en los países industrializados; esto no es otra cosa que un acto de soberanía nacional.

Es incomprensible esta actitud, es un oposicionismo a ultranzas, ciego, desprendido del sentido común y del interés de patria. La izquierda venezolana siempre cuestionó que un componente importante del oro monetario venezolano estuviera bajo custodia de instituciones financieras extranjeras. Es del interés nacional que ese 58% del total del oro bajo administración del BCV regrese a las bóvedas de éste. ¿ A quien afecta esta medida?. Argumentar que trasladar las mas de 200 toneladas de oro, la mayoría desde Europa, es un riesgo porque el barco puede hundirse, es un disparate que no merece discutirlo. Lamentablemente la oposición venezolana vuelve a asumir el papel de procónsules de instituciones financieras extranjeras, ocho exactamente, que hoy custodian nuestro oro. Que vergüenza.

Esta nueva campaña contra el país será derrotada. El pueblo de Venezuela y sus organizaciones bases del poder popular respaldan y le dan la confianza a nuestro Banco Central y al Presidente Hugo Chávez en el manejo de nuestras Reservas Internacionales. Ellas están en buenas manos.

El replanteo

En el cuadro geopolítico latinoamericano hay signos de un inminente nuevo salto de calidad. Diferente al vivido en la primera década del siglo XXI; con menos definiciones estratégicas y por eso, tal vez, menos energía transformadora. Aun así, sumados ambos pondrían a la región en un nivel cualitativamente superior al actual, replanteando incluso los parámetros de la política internacional.

Signos semejantes hay, claro, en todo el mundo. La diferencia es que entre el Río Bravo y la Patagonia un conjunto de países que estructuran la región cuentan con una formación económico-social homogénea y desarrollo capitalista relativamente elevado. Sobre todo, tienen a su favor una poderosísima combinación de experiencia histórica y realización reciente, posible de sintetizar en una bella y sugerente palabra: Alba. Pese a todos los intentos en contrario, los países componentes de la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América están afianzándose, cada uno en su propia experiencia y como nuevo bloque regional.

Ahora es posible esperar la irrupción de otro conjunto, con diferencias entre sí y respecto del Alba, entrelazados por una dinámica convergente impulsada por dos motores principales: los efectos de la crisis mundial del capitalismo y la necesidad de tomar distancia de las políticas con las que Estados Unidos y la UE pretenden contrarrestarla.

Esa segunda oleada, por demás heterogénea, está encabezada por Perú. Le siguen dos países que en apariencia podrían ubicarse en galaxias diferentes, pero en los hechos han comenzado a ser arrastrados por la combinación de crisis en los centros del capital, agotamiento de sus sistemas de poder y efecto en las masas del ejemplo del Alba: Chile y Colombia. Esos tres países signarán el cambio en el próximo período.

A la zaga viene Argentina, donde fuerzas agazapadas se disputan la definición a izquierda o derecha de la estrategia nacional. Algo semejante ocurre con México, más atenazado aún que el país austral por el riesgo de disgregación. En otro plano, distante y más estable, en vano a la busca de un lugar entre las grandes potencias capitalistas, está Brasil. Paraguay y Uruguay, condicionados por sus dos grandes vecinos, oscilan entre el Alba y la quimera capitalista
Capitalismo en cesación de pagos

Inestable expresión de este replanteo es la Celac. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños traduce en términos geopolíticos la impotencia imperialista. Esa relación de fuerzas tomara forma en Caracas en fecha a determinar (inicialmente fijada el 9 de diciembre, coincide con la asunción al día siguiente del próximo gobierno argentino).

En la segunda década del siglo XXI ya son escombros irreconocibles los planes de ocupación del mercado latinoamericano avanzados por la Cumbre Iberoamericana y la Cumbre de las Américas, en función de las estrategias de la Unión Europea y Estados Unidos, respectivamente. Esas estrategias, implementadas como parte de la lucha interimperialista en el último tramo de los 1990, fueron neutralizadas por el accionar de un bloque latinoamericano encabezado por Venezuela, quedaron fuera de combate entre 2005 y 2008.

En ese punto irrumpió la crisis estructural del capitalismo y tres años después, los gemidos de Barack Obama, las peleas a cuchillo entre Angela Merkel y Nicolás Sarkozy, la amenaza cotidiana de que Estados Unidos caiga en cesación de pagos (eso significa default) y la UE vea la desaparición del euro y el estallido de su bloque, sencillamente inhabilitan a los dos mayores centros imperialistas para disputarse entre ellos y con las burguesías locales el control y usufructo del capitalismo hemisférico o, dicho de otro modo, el saqueo de la plusvalía regional.

El espectáculo de Demócratas y Republicanos estadounidenses peleando por la extensión o no del endeudamiento, los pasos de ebrios de los presidentes europeos frente al colapso griego, indican la fractura de las burguesías imperialistas. No pueden ya imponer una línea de acción única y coherente en sus ámbitos directos, mucho menos pueden hacerlo en otras regiones, donde las clases dominantes tambalean y temen la amenaza de la revolución.

No se trata del desfasaje de las cuentas fiscales en Washington o los cimbronazos del colapso financiero en Grecia. Esos son apenas síntomas. La causa reside en otro lado: el sistema capitalista está en quiebra. El desconcierto divide a la burguesía imperialista y acentúa esa división entre sus socios menores en América Latina. Las clases dominantes de la región miran espantadas los hipotéticos efectos de medidas de saneamiento como las que el capital adopta ahora en Estados Unidos y la UE. Alguien lo decía con palabras elocuentes un siglo atrás: “los de arriba ya no pueden”.

Por esa brecha avanza el replanteo estratégico. No hace falta abundar sobre la fragilidad de posturas nacidas del desconcierto y el temor. Tampoco acerca del momento táctico que ese conjunto revuelto ofrece a un bloque armado de una estrategia antimperialista y anticapitalista.

En efecto, la impotencia de las metrópolis y la crisis del sistema alumbra la Celac, en tanto la larga y multifacética historia de lucha de los pueblos latinoamericanos y caribeños ha plasmado en el Alba. Ese diferencial ubica a la región como potencial nueva vanguardia, en un momento de crisis global sin precedentes.

LA CANALLA GOLPISTA

A sólo meses de las elecciones, el tema que predomina es el golpe. La disputa del poder copa la escena. El hecho no necesita más explicación. Los gringos piden buscar salidas paraelectorales, acelerar la embestida contra el pueblo, la Revolución, el Comandante Chávez. Y la contrarrevolución, sumisa, da cumplimiento a las órdenes recibidas, conspira, ya las funciones están repartidas. Veamos.

El encargado de sembrar el desencanto en la base escuálida es teodoro, para eso habla de Generales que darán un golpe si Chávez pierde, que el gobierno no cree en elecciones, que prepara desconocimiento. De esta manera coloca la lucha política en otro escenario, justifica la conspiración contrarrevolucionaria, preparan el ambiente internacional.

Los militares retirados son los encargados del susurro a los activos, siembran cizaña, intentan desprestigiar a oficiales, despiertan ambiciones, aumentan errores y descuidos.

En otros sectores intentan huelgas como esa de los transportistas, sacada de la manga, forzada, es obligatorio pensar que era un globo de ensayo. Ya sabemos de la conexión de este sector con la embajada gringa. Los médicos crean malestar, los guarimberos amenazan. En la mesa contrarrevolucionaria aparece con fuerza el componente golpista. oswaldo alvarez es su vocero más conspicuo, piden renuncia.

La canalla golpista está activa, sus plumíferos abonan la idea golpista, quien no lo perciba es un ingenuo. El cuadro político se desliza aceleradamente hacia terrenos de confrontación. Lo electoral, si bien no desaparece aún del escenario, cada día languidece. La contrarrevolución se sabe derrotada en las elecciones, entrampada en una Asamblea donde no brillan. No consiguen candidato para enfrentar a Chávez, se matan a cuchillo y buscan senderos torcidos.

Los dirigentes revolucionarios ya denuncian la situación. Ahora es necesario prepararnos.

Lo primero es preguntarnos ¿Por qué aceleran el golpe? La respuesta tiene un componente internacional, ya lo hemos tratado: el imperio necesita un éxito, y la cabeza de Chávez es excelente trofeo para subir las encuestas, además de los extraordinarios y estratégicos beneficios económicos.

Además de lo internacional, la misma Revolución ha dado holgura para la ambición golpista. Es necesario blindar ideológicamente a la Revolución, recordemos que toda derrota revolucionaria siempre es precedida por una derrota ideológica. La contrarrevolución se envalentona, sus más pusilánimes plumíferos ahora cantan como gallos porque perciben debilidad ideológica, ambigüedad, deseos de pactos, despliegue de puentes.

Es indispensable movilizar a la masa bolivariana, no son suficientes las declaraciones, no es suficiente mayoría electoral, es necesaria una mayoría actuante, capaz de votar y de salir a la calle, defender la Revolución y al Comandante.

Es necesario acabar con las zancadillitas, las mezquindades y las intrigas menores entre los bolivarianos, subir el nivel del debate, de las declaraciones. Ahora cada paso que se dé, cada intervención pública, influirá en el cuadro golpista. La pirotecnia verbal nos perjudica.

Es imprescindible que los escuálidos sientan que la orden del Comandante será cumplida. El Comandante ordenó: "La respuesta será demoledora." Hoy más que nunca toma vigencia el "Patria Socialista o Muerte".

¡Sin Chávez no hay Socialismo, sin Socialismo no hay Chávez!

El Batallon Intelectual Contrarevolucionarios.

El batallón (negri, hacnecker, dussel, dieterich, mészáros) tiene con Chávez su mayor reto, ya antes habían obtenido éxitos parciales: Porto Alegre consiguió distraer por años las fuerzas revolucionarias, Chiapas fue esperanza desvanecida en el miasma de estas teorías.

La llegada de Chávez destartaló todas estas teorías, había que recomponer el discurso, adecuarlo a la nueva situación, “filosofar” para impedir que la Revolución Bolivariana siguiera su camino de redención.

El batallón se trasladó para acá, rápidamente captó adeptos y posiciones para impulsar sus distracciones. Mientras la batalla fue contra la ultraderecha golpista tuvieron vigencia, pero ya en abril y diciembre, cuando la crisis pedía avanzar, mostraron su carácter reformista.

Cuando Chávez anuncia el antiimperialismo, el anticapitalismo, y calificó a esta Revolución de Socialista, el batallón entendió que había llegado el momento decisivo de la batalla. El objetivo era y es: cómo morigerar las intenciones de cambio, cómo hacerlas inocuas.

Se abre así dentro del proceso una lucha interna entre el reformismo distraccionista y la profundización de la Revolución.

Las proposiciones del batallón brotaron como hongos: foros, libros, las apuntalaban. En economía se propuso de todo para evitar la propiedad social, desde cooperativas, núcleos, Empresas de Producción Social. En lo social influyeron en la fragmentación. En lo político, obstaculizaron la organización del partido. En lo cultural sabotearon la formación, impidiendo el estallido cultural que una Revolución supone.

Sin embargo, la realidad es tozuda y demostró que las teorías del batallón contrarrevolucionario no funcionan. Sus resultados fueron magros: surgió la necesidad de avanzar, el viento de la confrontación obligó a tomar medidas revolucionarias, se profundizó, la Revolución Permisiva fue abreviada.

Ahora las teorías del batallón se hacen más explícitas, sus bases ideológicas aparecen con más claridad, se afilan. Surgen con fuerza tres elementos ya finales.

Primero, la revolución “no es posible”, “es una temeridad”, “es no estar en sintonía con la realidad”, “es muy buena pero es idealista”, “lo real es adaptarse a una especie de socialdemocracia”, a una suerte de “dar poder al pueblo” pero sin poner en jaque al sistema. Así la gente se preocupa sólo por resolver su vivir, su entorno, y no levanta la vista para la sociedad, no enfoca al sistema.

Segundo, aparece el rechazo al Estado, se le tilda de soviético, burgués, y se pretende sustituirlo por formas que fragmentan a la sociedad, la hacen incapaz de acciones políticas.

El tercer elemento, es atacar al líder, ellos saben que no hay Revolución sin líder, así lo dice la historia. Pero, ¿cómo hacerlo si su prestigio es tan grande? La respuesta tiene varias aristas.

Algunos, entre ellos dussel, lo igualan a los líderes socialdemócratas del continente. Así, Lula, Kichner, Tavaré, son iguales a Chávez. A estos gobernantes socialdemócratas los equiparan con la esperanza socialista de esta Revolución Bolivariana. Otros desempolvan la teoría del hiperliderazgo.

Una de las batallas más importante de la Revolución es el enfrentamiento con las teorías de este batallón, desenmascararlas como contrarrevolucionarias.

¡Sin Chávez no hay Socialismo, sin Socialismo no hay Chávez!

Las definiciones

Las definiciones siempre son imperfectas, pero son indispensables. No podemos hablar con seriedad sin haber definido los términos que usamos, éstos generalmente son establecidos de antemano, son consuetudinarios.

Así, cuando decimos "en la tarde nos visitó" la mayoría de las personas entienden de qué se trata. Pero, cuando la comunicación es científica, en ese caso el conglomerado que la usa define los términos con máxima precisión. Tal es el caso de los médicos, para ellos "síndrome" es un término con significación sin ambigüedades. Lo mismo para un ingeniero, el término desbutanización no confunde a los entendidos.

En política la complicación es mayor: se trata de una actividad donde confluyen intereses, cultura, tradición, pugnas grandes y pequeñas, podemos decir que es la actividad más humana de todas las que realiza el hombre. En ella la realidad se confunde con la ficción, las intenciones con los logros, la verdad es escurridiza, la mentira es ética, la experimentación imposible. Es el alma el territorio de la confrontación, lo material a ella está subordinado, el crimen es un instrumento, la manipulación una virtud, y ésta muchas veces un estorbo. Los valores morales son cambiantes, la historia es cátedra escrita por los interesados. Siendo así, las definiciones son más borrosas, pero más necesarias que en cualquier otra área.

En política, por ejemplo, llamar "hijo de puta" a una mala persona puede ser manipulado para significar ofensa a una señora honorable, y de esa manera atacar a un programa de televisión adversario. También "pequeño burgués" puede significar una ofensa que irrita, cuando es un término técnico que indica relación social. Por eso es útil definir cuál es el sentido en que usamos los términos. Veamos.

En política la definición clara, muchas veces y para mucha gente, no es conveniente, no permite el movimiento cómodo, por eso es tildada de dogmática, de rígida, de poco amplia.

Para nosotros, Revolucionario se define fundamentalmente por su posición frente a la propiedad de los medios de producción y de la conciencia. De esta esencia se desprende un conjunto de características, de principios morales y éticos.

Esta definición imperfecta, es instrumento que permite movernos en el mar ambiguo de la política, es guía para la acción.

Siendo así, serán revolucionarias, en el estricto sentido de la palabra, en el sentido técnico, las tesis que postulen que la Revolución es posible, partidarias de la Propiedad Social de los medios de producción administrada por el Estado, y de la Conciencia del Deber Social que con ella se entrelaza, de la integración de la sociedad fragmentada. Éste es el núcleo que determina la búsqueda, la meta.

Entonces, que nadie se sienta ofendido si su teoría no entra en esta definición, que por cierto no es invención nuestra, es decantación de lo mejor del pensamiento revolucionario universal. Que nadie se ofenda, se puede ser una buena persona, siempre al lado de los humildes, pero sus tesis no se pueden clasificar de Revolucionarias.

¡Irreverencia en la discusión, lealtad en la acción!

¡Sin Chávez no hay Socialismo, sin Socialismo no hay Chávez!

VALENTIA Y MOMENTO HISTORICOS

Tener sentido del momento histórico, como señala Fidel en su concepto de Revolución, exige inteligencia para captarlo y una gran valentía para actuar de acuerdo con él, cambiarlo, conducirlo, esa es la pasta de la que están hechos los líderes revolucionarios, eso los diferencia de los políticos desteñidos que se mueven de acuerdo a como sople el viento. Estos no cambian nada, aquellos fundan mundos.

Bolívar entendió su momento histórico, se nutrió de la Revolución Francesa, y de la Rebelión negra de Haití, y a partir de ese entendimiento tuvo la valentía de romper con él mismo, con su clase social mantuana y, como dice Fidel, cambiar lo que tiene que ser cambiado. Luchó por la Independencia, rompió la calma de trescientos años, fue huracán que fundó un tiempo nuevo.

El Libertador fue antiimperialista, como correspondía a su época, emancipó a los esclavos, que era la transformación económica más radical de su siglo, además tenía una visión de Patria Grande que aún luchamos por concretar. Sin duda, Bolívar es un Revolucionario.

Fidel, ese monumento viviente de la Revolución, tiene sentido de su momento histórico, y la valentía para plantearse la Revolución a noventa millas del imperio, en un país con mínimo desarrollo del proletariado. Supo romper dogmas y fundar una República con economía y conciencia socialistas, que hoy es santuario moral de los revolucionarios del planeta.

Con la Revolución Bolivariana y con el Comandante Chávez, hemos avanzado profundo en las transformaciones hacia el Socialismo. Cada día comprendemos más que la economía debe ser controlada por la sociedad a través del Estado Revolucionario, que ese control es requisito indispensable para que el humano le arrebate al capital la conducción de su vida, para que la ganancia deje de ser el centro de la existencia, y el hombre y la naturaleza ocupen su lugar de privilegio.

Recobramos la autoestima, la condición humana que nos elevó a ser ejemplo para el continente. Ahora con el Comandante Chávez, el pueblo encontró un líder que lo resume. Que tiene la inteligencia para entender que el momento histórico reclama la creación de una referencia para la humanidad en la superación del capitalismo, una sociedad que funde y expanda con su ejemplo el Socialismo, que demuestre que es posible elevarse desde las miasmas capitalistas hacia formas de organización liberadoras.

Un líder con la valentía de actuar de acuerdo al sentido del momento histórico, capaz de enfrentar los imperios, y capaz de hacer los cambios de todo lo que debe ser cambiado.

Varias son las muestras de la textura revolucionaria de Chávez, ahora mismo se enfrenta con la estatura de un gigante al Imperio capitalista global. Es uno de los pocos estadistas mundiales que sale en defensa del acosado Kadafi, cuando el mundo escurre el bulto y ve para otra lado ante el genocidio de aquel pueblo bombardeado sin misericordia, ante la ¡cacería criminal! de su gobernante legítimo. Chávez nos llena de orgullo internacionalista al tomar posición junto a la dignidad.

¡Sin Chávez no hay Socialismo, sin Socialismo no hay Chávez!